EVENTOS

Lázaro de Tormes en el banquillo

Vamos a juzgar a Lázaro de Tormes por un supuesto delito previsto en la pragmática de 1557

Vamos a juzgar a Lázaro de Tormes al que se le acusa de un delito penado por la ley de su época, tal y como consta en la pragmática de 1577: “A los maridos que por precio consintieren que sus mujeres sean malas de cuerpo…,les sea puesta la mesma pena que por leyes de nuestros reinos está puesta a rufianes, que es, por primera vez, vergüenza pública y diez años de galeras, y, por segunda vez, cien azotes y galeras perpetuas” Conoceremos la naturaleza de ese delito, y oiremos las declaraciones de los testigos y del acusado.

Pero no lo vamos a hacer a la ligera. Juzgar no es tarea fácil ni grata. La libertad de una persona depende de la integridad moral del juez, de los abogados, de los testigos a los que se llame a declarar y del jurado popular que dictamine el veredicto. El juez dictará la sentencia: ¿culpable o inocente?

¿De qué se acusa a Lázaro?

 ¿Cuál es la pena a la que se enfrentaría en caso de ser declarado culpable?

¿Hay pruebas que demuestren su culpabilidad?

¿Qué circunstancias podrían considerarse atenuantes?

¿Qué aspectos de su vida y personalidad habría que poner de relieve para exculparlo?

¿En qué habría que insistir para que el jurado declarara culpable a Lázaro?

Lázaro, que no pertenecía a las clases privilegiadas, podría haber sido condenado a galeras si se probaba que consentía las supuestas relaciones que su mujer mantenía con el arcipreste de San Salvador. Seguramente, no hubiera tenido un juicio justo.

¿Qué habría sucedido en el siglo XXI?

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